En 1977, Gonzalo Cañas descubrió un pabellón de autómatas llamado Hollywood en Almería, gracias a una pista dada por Francisco Porras. Tras intentar comprarlo sin éxito a José María Simó, que rehusó venderlo inicialmente, Cañas finalmente adquirió la atracción en 1992. Durante los siguientes meses, con la ayuda de un equipo de profesionales, restauró la maquinaria y los autómatas, y lo reinauguró en Madrid durante las navidades de ese año.
Antonio Pla, originario de Xátiva (Valencia), había construido el teatro en 1947, inspirado por una atracción similar que había visto en su juventud. El teatro pasó por varias manos antes de llegar a Gonzalo Cañas, incluyendo la de Bernardino Simó, quien lo operó durante varios años antes de guardarlo en un granero debido a averías. Su nieto José María Simó lo reactivó y lo montó sobre un camión Avia 5000 para facilitar su transporte y montaje.
El Teatro de Autómatas ha viajado por diversas ciudades, atrayendo a miles de espectadores y siendo gestionado por diferentes personas a lo largo de los años. A pesar de su edad y la necesidad de continuas restauraciones, el Teatro de Autómatas sigue siendo una atracción popular, mostrando la resiliencia de esta forma única de arte y entretenimiento.
Consta de 37 personajes que varían desde figuras naturalistas hasta otras de aspecto grotesco, similar a las de las fallas levantinas, todas creadas por el habilidoso artista Antonio Pla. El ingenio mecánico de Pla y su talento para la escultura se evidencian en la complejidad y detalle de cada autómata.
Incluye diez escenarios, que representan escenas artísticas y costumbristas, un escenario exterior con una orquesta cubana cuya figura central es una bailarina que recuerda a Carmen Miranda, y un autómata en el cartel luminoso. Las escenas del interior abordan temas sociales y culturales, como los cambios en el papel social de la mujer y la crítica a los nuevos ricos, utilizando el humor y la sátira para capturar la atención del público y provocar reflexión.
En 2001, el Teatro de Autómatas fue objeto de una restauración significativa con la colaboración del poeta y pintor Juan Carlos Mestre, que contribuyó con versos descriptivos para cada escenario, y el interior ganó luz y color con los dioramas tridimensionales, pintados por el artista Luis Pita, representando célebres monumentos de ciudades españolas.
El mantenimiento y administración del teatro han sido responsabilidad de José Luis Luna y Paz González, con el apoyo en publicidad y gestión web de Samuel Flores. A lo largo de los años, el teatro ha viajado por España y Europa, disfrutando de una recepción entusiasta en ciudades como Sevilla, Madrid, y Barcelona, además de destacar en eventos internacionales.
Aunque el Teatro de Autómatas no estaba inicialmente dirigido a niños, ha sorprendido por su popularidad entre esta audiencia, demostrando su capacidad para atraer a públicos de todas las edades. Su presencia ha sido una constante en numerosas festividades y eventos culturales, consolidándose como una atracción única y querida en el panorama cultural español.
Gonzalo Cañas falleció en 2012 y dejó en su testamento este Teatro de Autómatas al pueblo de Madrid, representado por su Ayuntamiento.
Ahora corresponde a las autoridades municipales hallar un espacio adecuado y permanente para esta histórica atracción y hasta que esto suceda pueda ser exhibida en la programación cultural de Madrid con toda la dignidad que su belleza y su carácter patrimonial le confieren.